Texto: Alberto Garrandés
Foto y diseño: G.BlaskyStudio
Las entrañas por fuera
(Jesús Lara cuentista)
Casi podría decirse, a propósito de Piromanía y otros relatos, que el sentido de la narratividad en la obra de Jesús Lara no es algo que irrumpa como una primicia. Desde el principio ha sido él, incluso en su pintura, un narrador. Y, del mismo modo, una de las formas que asume su poesía es la de cierta inclinación a relatar experiencias. Así que ahora, entregados a la lectura de estas piezas donde abiertamente hay personajes y situaciones novelescas, por así llamarlas, no nos sorprende que Lara eche mano del cuento para adentrarse en la médula de algunos trances o circunstancias donde la carne de la vida se hace literatura, y la literatura regresa a la carne de la vida.
Estas historias son novelescas porque podrían formar parte de un conjunto mayor y porque, zigzagueando por entre los senderos y atajos de lo cotidiano, acabarían conectándose entre sí. Creo que fue Horacio Quiroga quien dijo, en una definición más bien inductiva, que un cuento es una novela despojada de ripios. Pues bien: por detrás del diálogo interno de estos cuentos se filtra la energía de una novela, lo cual, sin embargo, no exime a este libro de ser lo que es: una colección de historias breves(…)
El Tatuaje
(fragmento)
Aunque parezca mentira, estoy vacía. Es una frase muy manoseada, ridícula, pero es la que mejor me define. Podría decir: estoy seca, y tampoco dejaría de ser ridícula. Da igual. El trabajo ocupa mucho tiempo de mi vida y me gustaría llegar a casa y tener a alguien a mi lado, alguien con quien hablar. Sentirme querida, apoyada y segura. No sabes lo difícil que se me hace estar sola un día, otro y otro.
Ahí va una foto. En ella podrás ver el mayor error de mi vida: el extraño tatuaje que me hizo el imbécil de mi ex novio, o ex amante. Él era quince o veinte años mayor que yo. Los hombres mayores me atraen. Es algo que tal vez heredé, pues mi padre ya era viejo cuando embarazó a mi madre. Al principio me pareció un tipo genial, curioso e imaginativo, que sabía encontrar el punto, en verdad todos los puntos que me hacen volar. Pero su naturaleza de tránsfuga se reveló muy pronto. Te cuento esto porque aún no te conozco tan bien como desearía y tengo miedo de caer en el mismo agujero negro contigo. ¿Acaso dos seres llegan a conocerse a plenitud en el breve lapso de la existencia?
El imbécil me ofreció su asiento en una guagua repleta. Divino gesto que propició de inmediato el diálogo, al principio insustancial, casi tembloroso. Como mi recorrido era largo, él lo aprovechó muy bien para encender mi curiosidad. Recuerdo que en un momento me habló de su pasión por los tatuajes.
He dibujado cientos, verdaderas obras de arte, dijo con una sonrisita socarrona.
Entonces tú tienes una galería humana que se mueve sin cesar por la ciudad, dije. Y él respondió que sí, que esa fue exactamente su idea cuando decidió cambiar el lienzo por la piel humana.
Me imagino que tú llevas al menos uno como muestra de tus habilidades, le solté.
No rebajes el Arte a una simple habilidad, objetó.
Pero sin destrezas no hay arte, sonreí.
Cierto, pero la cosa va más allá, mucho más allá. Sí, ya sé, cerca del cielo, lo interrumpí levantando una mano.
Sabes, nunca debí levantarla, porque él la agarró al vuelo para besarla y de paso comprobar su tersura. Luego me mostró en el antebrazo izquierdo el tatuaje de una montaña con un águila posada en la cima. Las líneas del dibujo eran impecables.
Me hace sentir siempre arriba, aseguró.
No cesó de hablarme durante mi trayecto. En un momento le pregunté dónde se bajaría y me dijo que en la misma parada que yo.
¿Cómo sabes cuál es mi parada?, quise saber. Volvió a sonreír con una muequita de picardía.
Yo lo sé todo, dijo mientras señalaba por la ventanilla un sauce llorón. En La Habana no hay muchos, comentó. ¿Te gustaría que te tatuara uno en la espalda?
La idea de tatuarme un árbol que parece triste no me hizo gracia.
Es una metáfora, ¿o es que prefieres una palma real?, bromeó.
Fue una odisea bajarnos en Cuatro Caminos. El otrora famoso mercado resurge de las ruinas. Ya veremos cómo funcionará, dije mirando el ajetreo de albañiles enfrascados en devolverle el brillo al impresionante edificio. Él me explicó que en el pasado el lugar olía a sangre, vapores de comida, fragancia de leche, viandas y vegetales frescos, en medio del bullicio del público y los pregones. Me figuré como una película lo que decía. Mi casa no está lejos, casi al doblar de la esquina. Lo invité a subir. ¿Por qué lo hice si acababa de conocerlo? Como te dije, pienso que mi estupidez es congénita. Mi padre engatusó a mi madre la primera noche que se vieron. Soy hija de una noche. Después resultó que era casado y con tres hijos. Nunca me reconoció. Alegó que mi madre ya cargaba una barriga cuando se acostaron, y punto. Según mi madre esas fueron sus palabras.
Bueno, el caso es que lo dejé subir a tomar café. A él le impresionó mi cuartico. Soy técnica en diseño y puedo reciclar lo inimaginable. Figúrate que mi cama está hecha con gomas viejas de carros y tubos de metal. Los estantes son cajas de madera y hay trozos de rejas coloniales colgadas en paredes, frascos de farmacia antiguos (muy valiosos por cierto y que una vez estuve a punto de vender a un anticuario), afiches de películas de los años 60, una butaca estilo Luis XVI que reparé con mis propias manos y un montón de cosas más que he recogido en basureros. A menudo la gente ignora el valor de lo que tira. A él le hechizó el ambiente que logré crear en mi cuartucho, porque en realidad es un cuchitril de solar, con gritos de vecinos y mucho reguetón en el aire. Dijo que le encantaría vivir allí, y yo lo miré con cara de burla.
¿A quién carajo le gustaría vivir en una cueva como esta?, le pregunté tratando de calar sus intenciones. Pero como ya te expliqué, soy fácil de embrujar y el muy cabrón tenía magia…
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Jesús Lara Sotelo. Afamado pintor, escultor, fotógrafo, ceramista, diseñador gráfico y escritor cubano. Reconocido internacionalmente como lo reafirma su trayectoria artística, forma parte del pilar del arte cubano.https://www.ecured.cu/Jes%C3%BAs_Lara_Sotelo