Texto: Marilyn Bobes
Foto: G.BlaskyStudio
Una breve estancia en Berlín ha sido suficiente para que el poeta Jesús Lara Sotelo escribiera en su teléfono móvil uno de sus libros más auténticos y concentrados. Poemas de Berlín, al contrario de lo que pudiera pensarse, no es un libro de viajes donde el visitante del Tercer Mundo descubre asombrado ese universo desarrollado donde no hay rascacielos como en Manhattan—para decirlo con las palabras del poeta- pero sí un sentido del tiempo muy diferente que en los textos de este cuaderno son marcas notorias de ubicuidad. Con este poemario el autor da pruebas de un autoconocimiento que le permite relacionarse con el entorno para reafirmar su propia identidad, siempre con la convicción de que “si el arte fuera un antídoto la subasta de las ruinas no sería vital”. Pero son precisamente ruinas interiores lo que el viajero advierte en una ciudad que le ofrece, sobre todo, una sensación de soledad y destrucción simbolizada con especial sentido poético en esos “pájaros muertos que un obrero recoge y echa en una bolsa de nylon”. Quizás, entonces, la única salvación está en esos amores de paso donde el choque entre dos culturas resulta más fuerte y más revelador. “Te abrazo como si fuera un redentor con un boleto de avión en el bolsillo”, dice a la mujer de paso, aquella que no cree “que bajo la noche de Berlín alguien pudiera necesitar auxilio”. El emisor busca siempre un entendimiento, pero se siente en la ciudad ajena “excomulgado y solo”, como si el mundo le debiera algo. Quizás esa deuda venga desde los ancestros a los que Lara Sotelo siempre recuerda de una manera sutil, sin sumarse a la
10
Poemas de Berlín Jesús Lara Sotelo algarabía de una “negritud” que en ocasiones olvida la esencialidad de la existencia abandonada a sus justos, pero reiterativos reclamos. Lara Sotelo tiene conciencia de la raza a la que pertenece, pero es sobre todo su cubanía, llamémosla metafísica, lo que le hace percibir las diferencias cuando intenta, por ejemplo, describir a la extranjera una guanábana. Tal vez la circunstancia de haber escrito estos textos en su teléfono móvil les otorga esa envidiable realización sintetizada de autoconocimiento y control. Recordemos que Lara ha conocido mundo suficiente como para no caer en la tentación de describirnos el paisaje que le rodea como no sea para relacionarlo con ese yo de resonancias colectivas que nos ofrece memorias interiores donde “no toda deducción es comprensible”. El lenguaje gutural en el que una lectura de Nietzsche se torna incomprensible no le impide volver a las esencias para descubrir que el filósofo— leído con anterioridad en lenguas más conocidas—“se debía muchas cosas a sí mismo”. Rechaza además los cuestionamientos que siempre persiguen a los cubanos fuera de la Isla y se defiende con este brillante aforismo: “No porque me deje hojear soy un manual de geopolítica”. “La historia, el vacío y los nenúfares” conviven en el discursar de un hombre que se niega a la “pesadilla de ser un carnero feliz”. Porque no es la contemplación sino la interpretación y elaboración del momento que está viviendo lo que coloca a Lara Sotelo en el punto más alto de un lenguaje que pretende “desconocer lo aprendido” siempre en busca de nuevas y más profundas conclusiones, al menos coyunturales. Ya he dicho de otro modo que la tecnología le ha aportado una nueva manera de brevedad en la cual los textos resultan más nítidos, más depurados, con una velocidad mayor que en los anteriores y numerosos cuadernos de un poeta que nunca se repite, aunque conserve ese estilo reconocible que arrastra Gedichte aus Berlin von Jesus Lara Sotelo por toda la geografía universal.
La imprecisión temporal defiende a los poemas de una actualidad efímera que pudiera ser otra de las trampas que el emisor supo eludir con oficio y concentración. Estar en Berlín o estar en La Habana no son más que el ejercicio de autoconocimiento con que el poeta siempre nos ha dejado ver sus múltiples y sorprendentes personalidades. Preciso es advertir que, a pesar de la mención de calles, catedrales y lugares de la capital europea del mundo desarrollado, no se encontrarán aquí versiones turísticas para los que intentarán un reconocimiento superficial. Poemas de Berlín es el resultado de un largo proceso de maduración con la palabra de alguien que ya se ha hecho visible, muy visible, con más que “un puñado de metáforas”. Metáforas que llegarán a la conciencia de cualquier lector, por la autenticidad con que han sido construidas por un artista que no cesa de armar y rearmar lo que ya constituye una de las obras más sólidas de la poesía cubana contemporánea.
Marilyn Bobes
Biografía y nota de autor:
Jesús Lara Sotelo (La Habana, 1972) Artista de la plástica y escritor cubano cuya obra visual se encuentra en colecciones privadas de más de 20 jefes de Estado. Ha realizado setenta exposiciones personales y colectivas en 27 años de carrera artística. Ha publicado el cuaderno de aforismos Mitología del extremo (2009) y los poemarios ¿Quién eres tú God de Magod? (2008), Alicia y las Odas prusianas (2011), Domos Magicvs (2013), Lebensraum (2016), la Antología Poética El laberinto ante mí (2017), A dos manos (2016), en coautoría con la poeta Lina de Feria así como el poemario en castellano y alemán Poemas de Berlin (2018), con la editorial española Punto Rojo Libros, donde tambien publica su segundo libro de aforismos El escarabajo de Namibia (2018) y una compilación crítica de su obra literaria Jesús Lara Sotelo, el artista de las posibilidades (2018), realizada por la prestigiosa investigadora cubana Cira Romero. Posee además una extensa obra literaria de la cual más de 30 títulos permanecen inéditos.