Por Jorge Rivas Rodríguez
El XII Salón de Artes Plásticas La llave del Cerro, auspiciado por la galería de arte Teodoro Ramos e inaugurado el pasado 20 de Octubre, Día de la Cultura Nacional, fue dedicado en esta edición al desaparecido escultor cubano Florencio Gelabert, y al prolífico creador de la plástica y las letras Jesús Lara Sotelo.
En el encuentro, que contó con la presencia de algunos de los familiares de Gelabert, así como alumnos de las escuelas de arte y otros invitados, se efectuó un conversatorio sobre su vida y su obra; además de la conferencia titulada Tiempo de revelaciones, la obra visual de Jesús Lara Sotelo, a cargo de Elisa Álvarez Delgado, autora del compendio inédito de valoración crítica del mismo nombre.
Asimismo, la Dirección municipal de Cultura del Cerro entregó reconocimientos a varias personalidades que han contribuido al enriquecimiento de la cultura cubana, especialmente con el Salón de Arte del Cerro y de esa localidad como el propio Gelabert, Jesús Lara Sotelo, Dagoberto Jaquinet, Cira Romero, Nancy Morejón, y Marilyn Bobes, entre otros.
Entre las esculturas de Gelabert se encuentran las que supieron exprimir al máximo la belleza de la mujer de color, de esencias caribeñas y mestizas. Este reconocido artífice irrumpió en la escena artística de los años treinta del pasado siglo con esta manifestación afrocubana de un modo natural, erigiéndose entre lo más representativo de la vanguardia artística en Cuba.
Por su parte, Lara es un osado creador de las artes visuales (pintor, escultor, ceramista, fotógrafo, diseñador gráfico) de la contemporaneidad, además de poeta y escritor, quien explora sus posibilidades comunicativas para establecer un trascendente diálogo entre expresión y construcción ideoestética, del cual surgen sus realizaciones artísticas que fluyen desde las esencias del hombre y la naturaleza como misterios cósmicos percibidos a través de su lírica composición con palabras o con diferentes técnicas de las bellas artes.
El Cerro es uno de los barrios de La Habana. Hasta 1976, formó parte del antiguo municipio de La Habana. Desde 1976, con la nueva división político-administrativa, su núcleo urbano originario y otros barrios de sus inmediaciones integran uno de los municipios más poblados de la provincia de La Habana (Cuba). Su fundación data de 1803 cuando se trazó la Calzada del Cerro, y con el florecimiento de sus palacetes y quintas alrededor de la Calzada hacia 1840 el Cerro comenzó a considerarse como parte de San Cristóbal de la Habana. En su conjunto arquitectónico se destacan: La casa quinta del Marqués de San Miguel de Carvajal, la del Conde de Fernandina, conde de Santovenia, Marqués de Pinar del Río y la de Doña Leonor de Herrera.
La urbanización de esta región y en especial la barriada residencial que surge a lo largo de La Calzada del Cerro, alcanzó por sus valores artístico/arquitectónicos relevancia nacional en el siglo XIX. Era el barrio residencial de moda del siglo XIX habanero.
Se llenó de suntuosos palacios rodeados de jardines, casas quintas que hacen que esta población se urbanice bajo un trazado irregular a lo largo de la Calzada, donde las calles interiores se ven interrumpidas frecuentemente por los muros de estas grandes propiedades.
La famosa frase El Cerro tiene la llave, está vinculada al hecho de que en su territorio estaba ubicada la entrada de agua a la ciudad y en su territorio radicaba la sede del acueducto que existe hasta nuestros días. Se encuentran en el Cerro el Canal de entrada de La Zanja Real: Primer acueducto habanero que por gravedad llevaba el agua a la ciudad hasta el siglo XIX. Está situado dentro del sitio arqueológico del Husillo. Dicho —denominado de Fernando VII—, fue realizado entre 1832 y 1835. Sistema de abasto de agua a la ciudad se realizaba por cañerías y gravedad. El Acueducto de Palatino, depósito de agua del Acueducto de Albear, fue terminado en 1893 y sus construcciones son aún utilizadas en el abastecimiento de agua a la ciudad.
La llave como símbolo, surge de esel proverbio (El Cerro tiene la llave), que no fue más que el título de una guaracha homónima popularizada en 1949 por Arsenio Rodríguez y su conjunto.