por: Yanet González Portal
Dónde ha comenzado y dónde termina el espacio vital, mapa mundo, Lebensraum y viceversa, del pintor y poeta Jesús Lara Sotelo ¿Es este libro (publicado en este año 2016 por la Colección Sur editores) una verdadera revelación, una punta de iceberg en la obra de un artista que alcanza ya los veintiséis años de presencia en la cultura y arte cubano contemporáneos?
Acaso la obra de este artista carece del reconocimiento de sus coetáneos, instituciones y críticos, incluso, considerado fruto de la diáspora. En mis palabras intento argüir un viaje, un recorrido que pretende explicar ese todo que es la obra creada durante los últimos veinticinco años por Jesús Lara Sotelo, quien de que ahora descuella con la reciente publicación de este libro.
Lebensraum, de ciento cincuenta y cuatro páginas, en las que también contiene una apreciable traducción al inglés[i] de sus poemas, es un libro que el autor ha escrito entre el fin del pasado año y principios de este, por lo que puede entenderse un poco su antojo de inventario, recapitulación y cierre, no solo para el autor poeta, sino del lector actor en el que uno se convierte cuando inicia la lectura de estas páginas.
Como enuncié antes, es en este tiempo y con este libro, que Lara ha pasado de ser un pintor que escribe, a un autor— como vaticinó hace algunos años el intelectual cubano Virgilio López Lemus[ii]— de una poética que resulta novedosa y sin parigual en el colindante terreno de la literatura, en la que es inevitable la mirada pictórica, fotográfica, escultural. Ello queda evidentemente registrado en el seguimiento que tanto los medios de comunicación, como otras voces autorizadas a la hora de hablar de literatura cubana, han realizado a este libro.
En su prólogo que titula Imago Mundi, el escritor cubano Francisco López Sacha advierte que «Lebensraum no es un libro, es una summa; y más adelante lo califica como una parábola en general del sentido de nuestra vida, la escritura concisa y apretada de casi todos los anhelos de un pensador, de un artista complejo que necesita de mucho espacio vital para expresarse».
Para el conocedor del misterio de lo narrativo, este libro está adentrado en lo que él llama “la selva de lo conversacional” y que logra: «traer, entonces, un retorno de la imagen poética que viene por el camino menos trillado, viene por la fuerza de ese sujeto lírico que es capaz de aventurarse, de opinar, de indagar, de crear un sentimiento contradictorio en el lector».
Pero López Sacha no ha sido el único escritor, o crítico, intelectual, en fin, que ha tomado el Lebensraum de Jesús Lara Sotelo como un libro que pasa, según ellos, de ser notable, para ser indispensable en el tiempo en que surge y de la manera en que está escrito.
Para explicar esa multiplicidad de significados que este libro provoca en sus lectores, el dramaturgo cubano y Premio Nacional de Teatro Gerardo Fulleda León argumenta, que con Lebensraum, Lara Sotelo crea «un nuevo espacio imaginario para interpretar de forma lúdica y reflexiva lo sensible del acontecer personal. Para ello alucina, se contradice, respira, alienta, se redimensiona y llega a sus propias iluminaciones. Consciente con T. S. Eliot de que ‘el ser humano no soporta demasiada realidad’, su quehacer se propone, más que denunciar, hacernos tañer los sentidos con insólitas peripecias, razonar al pecho con las turbulencias transgresoras de lo inaudito».
La poeta y narradora Marilyn Bobes, describe en él una “positiva” contaminación de los géneros: «donde lo que tradicionalmente aceptamos como poesía se ensancha y se combina con expresiones a veces coloquiales y otras de elaborada raigambre metafórica».
De qué nos hablan López Sacha, Fulleda León y Marilyn Bobes. En resumen: de un libro en el que Lara pisa el límite de algunas circunstancias suyas y las de un sujeto lírico que no es él, pero que habla de sí mismo y busca en su conocimiento de los hombres un espacio propio para la palabra, la reflexión y lo bello. Eso, escrito en un entrecruzamiento continuo de lo narrativo y lo poético, encierra su mayor valor.
Pero quizás lo más significativo en las palabras de Marilyn Bobes es cuando asevera: «Si Lara Sotelo hubiera escrito solamente este libro ya sería un autor ineludible para el panorama literario cubano y, tal vez, para el que se extiende más allá de nuestras fronteras». En primer lugar, aquí hay una voz que revela algo hasta ahora prácticamente desconocido.
Acaso Lebensraum convida a hojear otras publicaciones de Lara: su primer libro Quien eres tú, God de Magod (2008), escrito entre sus 19 y 20 años de edad; Mitología del extremo (2009), un cuaderno de aforismos y sentencias también escrito en los noventa; Alicia y las odas Prusianas (2011), el primer vínculo, ya consolidado, entre el ballet y su obra; Domos Magicvs (2013), un libro en el que abriga un homenaje personal a la cultura cubana, su música y a sus creadores y el también reciente A dos manos(2016), en el que concibe un encuentro poético con Lina de Feria, también impreso bajo el sello de la Colección Sur
Quizás esta mirada digamos ‘pertinente’ a la obra de Jesús Lara Sotelo, lleve a la indagación sobre los más de veinte libros del autor que aún permanecen inéditos. Lleve a ahondar en su propia vida, también con la curiosidad de conocer al sujeto que es capaz de desdoblarse en las páginas una y otra vez, donde le es posible entrar o adentrar al lector lo mismo en una maleta que en un caracol…
En esta ocasión Lara Sotelo ha entregado a la Colección Sur editores uno de sus libros más genuinos y reveladores, casi sin proponérselo, de esa otra cosa mayor, que define su obra en las artes visuales tanto como en la palabra.
Aquí me es preciso citar el texto de la presentación de Lebensraum, leído por la investigadora literaria Cira Romero, donde confiesa: En una primera lectura pensé que se trataba de un libro heroico, pero después me percaté de que era un libro honrado, idea que puede dar risa, pero la sostengo porque la honestidad es un medio posible de luchar contra las iniquidades y pesares del mundo actual…
En este libro Lara Sotelo no abandona ni por un instante su honestidad, esa que lo lleva a la prosa, a una luminosidad que puede calificarse como simpleza, porque en este libro, y lo ha dicho también Cira Romero, hay una claridad de pensamiento, que: puede ser muy amargo, puede proferir palabras de terrible dureza, pero jamás es falso.
Con lo dicho hasta ahora puedo concluir parte de la idea primigenia que dio origen a estas anotaciones: Lebensraum ha ganado la atención del mundo literario y editorial por su claridad, y por la honestidad del autor consigo mismo, con el lector y con su estilo que, lo veremos en otros libros de ojalá próxima publicación, es parte ya de toda su obra escrita.
Esta atención lleva a comprender, o a intentar comprender por qué ha pasado tanto tiempo inadvertida la obra escrita de Lara Sotelo, y qué cosas o quién hay detrás del autor de una poética íntima, reflexiva, moral y casi filosófica de la que a veces cuesta trabajo desprenderse, y otras te obliga a cerrar el libro de un tirón.
Aquí es donde podemos identificar lo que es para Sacha la cumbre, para Cira una especie de alfombra de maravillosos cristales al borde de un volcán apagado, y para Marilyn un sui géneris y conmovedor hilo de Ariadna. Así, podría colocar las palabras de otros críticos y también escritores como Alberto Garrandés, Jesús David Curbelo, Alberto Marrero, Elaine Vilar, Alberto Guerra, María Elena Llana o Lina de Feria, quien ya desde hace algún tiempo, sin sospechar el surgimiento futuro del Lebensraum, ni su acogida en el mundo literario, calificó a Lara Sotelo como un genio de la poesía cubana contemporánea[iii], tras la lectura de uno de sus libros inéditos Trece cebras bajo la llovizna.
En la poesía de Jesús Lara, y específicamente en el poemario Lebensraum, su traductor Omar Pérez ha dicho haber encontrado el linaje de una manera de decir que podría hermanarse con las iluminaciones de Rimbaud, y lo considera un poemario donde se confrontan ideas, donde el peso está en lo que se dice más que en la forma en que se dice, un proceder escaso en la cotidianidad de la poesía cubana más actual.
Así como es definida la vocación multifacética y renacentista del pintor, poeta, fotógrafo, escultor y ceramista Jesús Lara Sotelo, el sabio y poeta Virgilio López Lemus ha llegado a comparar las asociaciones de Lara con las de genios como Da Vinci, o el propio Picasso[iv]. A manera de justificarlo, aclara: tal ejercicio comparativo puede hacerse cuando el creador posee un compromiso estético hondo con la realidad vivencial, con el reflejo del mundo y lo mira con ojos de observador detallado.
Y aunque específicamente López Lemus no estuviese analizando el poemario en cuestión, revela un rasgo trascendental sobre su autor. Jesús Lara Sotelo tiene “un hondo compromiso estético con la realidad” y “ojos de observador detallado”. Estas iluminaciones de Virgilio entrevén lo que pudiera ser la entrada al todo, o cuerpo del iceberg en la que radica la obra en cualquiera de los géneros y manifestaciones que constituyan una vía para la expresión de este poeta.
Este poeta que es un hombre moral— ya lo afirmó Rufo Caballero en el prólogo del único cuaderno de aforismos publicado de Jesús Lara Sotelo, Mitología del extremo— y lo confirma hoy Cira Romero, cuando dice: Para Lara la herida moral del mundo que vivimos sería acaso la horrible e incurable llaga de la hipocresía y así lo expresa en no pocos de estos textos que levantan su voz para revelar una inmensa, pero reparable, angustia humana.
Es la humanidad y el compromiso ético con su salvación, lo que ilustra el poeta Jesús Lara con palabras que describen imágenes, a veces perturbadoras y otras insospechadas. Lebensraum en cuanto al propio vocablo, surgió como un término asociado al naturalismo y la geografía social, temas extensamente estudiados por su autor el alemán Friedrich Ratzel a fines del siglo XIX. «Espacio vital», viene a ser la traducción de este concepto que ya desde su surgimiento delimita pensamientos y áreas físicas, una dualidad que bien supo aprovechar el partido Nazi pero que Lara Sotelo reivindica en este libro, dándole un sentido más bien espiritual, sanador y de tolerancia.
Para ello Lara irrumpe con la palabra en el dolor de unos pocos y trae al texto una posibilidad, ya sea de salvación o de encuentro del hombre consigo mismo. Así lo explica la maestra Lina de Feria: «el desasosiego se hace coherente y su redacción contrastada halla el inmenso poder de fabulación que pone [en] Lebensraum, haciéndolo tan propio que los significantes emanan con la fluencia de un poeta cuyo espacio vital está circunscripto a historias míticas continuas».
Y de qué historias nos habla este libro. En primer lugar y sumergida en la profundidad del texto está la suya, la del aprendiz de pintor, la del asmático, la del creador que discrimina entre un arte y otro, entre una filosofía y otra. Ese que abre el libro con la simplicidad de una idea como esta: “En mi imaginación la caída es hacia arriba” o sea, que al mismo tiempo que cae, soluciona y ofrece una esperanza a la angustia, y desacredita al regodeo tácito en las caídas.
Si vamos su faceta más conocida, o sea, la de artista visual, veremos que su primera exposición, realizada con apenas 17 años y con formación autodidacta, tuvo el título Me refiero al hombre. El centro de aquel exótico conjunto de piezas era un féretro vacío en el que Lara guardaba el recuerdo y el dolor de perder el primer amor de la infancia. Para asombro de todos, el título de la pieza era Kenia, tiempo, espacio, movimiento, demostrando que ya, desde ese entonces, Jesús Lara advierte la continuidad de la vida, la posibilidad de enfrentarse al dolor, o sea: de caer hacia arriba espiritualmente. Esto fue en el año 1989.
Durante casi toda la década del noventa Lara Sotelo realizó una vasta obra en el arte abstracto, tanto en pintura como en escultura e instalaciones, con grandes series como Quien sopla roe, Strong emotions, Señal proscrita o Shangai, en las que entrelazó los versos de su primer poemario ¿Quien eres tú, God de Magod? con la pintura, para ver nacer obras como Salmo de llovizna, o Crepusculario. Todas con una fuerza y predominio de lo emotivo, de las caídas en lo afectivo y emocional, pero siempre salvadas por la fuerza del trazo y el color.
Nada parece ajeno al humanismo de Lara Sotelo, quien, ni cuando consolida en los años 2000 su trabajo en el paisaje, deja de tener como referencia primigenia la siquis del hombre, también sumergida entre la maleza y los velos azulados de la luz en busca del suelo silvestre. Así lo escribiría Rufo Caballero: «Perverso, conoce Lara que el paisaje aparentemente tradicional no es nunca el paisaje, en la dirección del afuera, sino un buceo en la interioridad de lo humano(…) De alguna manera, los paisajes son entonces retratos en Lara»[v].
Lara Sotelo extrae de esa capacidad suya de explorar en lo sensorial toda fuente posible para su obra poética y pictórica: tanto el repliegue humano como lo bello, lo sexual o más bien erótico, que perdura en los hombres y en sus modos de manifestarse.
También el dolor, en distintas direcciones y sentidos, como la devastación y preludio de apocalipsis bíblico al que lo llevó el acontecimiento del terremoto de Haití, fuente de esa polémica exposición que tituló Make Bacon de 2010, donde la obra principal fue un mural de enormes proporciones que tituló Haití es otro Guernica. Despojos de cuerpos humanos, sangre, ropas desgarradas, amarres, bultos… aparecían aquí y allá en el extenso corredor de los altos del Convento San Francisco de Asís.
Hay poemas en Lebensraum que parecieran un pasaje escrito de alguna de las obras de aquella muestra. Podrían ser Circos del mundo o Cadáveres en el césped donde nos dice: “la mala obra debe mirarse de frente, el crimen debe ser mirado con ojos que ardan como llamas” o “El lote de huesos ha llegado a su destino bajo un enjambre de moscas. El mal olor ensordece. Luego se venden los boletos y aparece la lluvia.” Así como este que titula Manipulaciones: “A la sazón yo andaba buscando no sé qué muerto en mi conciencia”.
Otras notables exposiciones de la obra visual de Lara Sotelo como Boxing citadino, Circus without voice e Irla, ya más cercanas temporalmente a su madurez y creciente trabajo literario del último quinquenio, denotan el imperturbable propósito de un artista que, amén de la búsqueda de la belleza formal en la obra tanto escrita como plasmada en el lienzo, la fotografía, o el audiovisual, examina en lo recóndito de la condición humana aquello que limita, doblega, castiga, para traducirlo al lenguaje del amor, de la esperanza hacia lo espontáneo y libre que debe ser el hombre.
Esto hace a Lara Sotelo un poeta en el más cabal y abarcador sentido de la palabra. Un poeta que guarda seriedad y comprometimiento con lo que dice, «un poeta que tiene voz propia», como afirma Cira Romero. Un poeta que «busca su lugar en la postmodernidad — afirma Marilyn Bobes, y que, a su juicio— ha sido capaz de reconciliarnos con nuestra especie cuando desnuda las trágicas manipulaciones de que somos objeto los hombres contemporáneos».
En este sentido están orientadas las analogías siempre activas que el autor expone tanto en sus cuadros como en sus libros y Lebensraum es uno de esos saltos, cuánticos, hidráulicos[vi],cósmicos, que corroboran el camino ascendente de una obra hasta ahora poco conocida, quizás porque también provoca preocupación. Como bien describe Jesús David Curbelo, la poesía de Lara en este libro: «se adentra en esos resquicios de sinsabor que pueblan todas las construcciones civiles y gubernamentales y que, una vez expuestos por los poetas, hacen que estos sean expulsados de la república por los filósofos de manera teórica y por los políticos de manera práctica».
La idea de Curbelo podría remitirnos a la historia de otros poetas, o artistas que provienen de épocas pasadas, como, y regresa a estas líneas, Leonardo Da Vinci. Pero, y continúa Curbelo, lo que Lara está haciendo es manifestar «una inquietud múltiple por recomponer fragmentos y desterritorializar fronteras (geográficas o mentales) [lo que]parece una buena forma de plantarle cara a la globalización y defender ese ‘espacio vital’ a que cada individuo en particular y la humanidad en pleno tienen derecho».
Acaso no queda explícito en estas notas que esa actividad e inquietudes múltiples transitan por la vida y la obra de Jesús Lara Sotelo desde la niñez “en la que estudiaba cinco o seis clases por adelantado para tener chance de dibujar”, desde ese tiempo en el que “la fidelidad al lienzo o al papel me [le] han hecho libre”. Otra lectura que no sea hecha desde la libertad con la que fue escrito el libro Lebensraum, y me atrevería a afirmar, todos los de Jesús Lara Sotelo, no tendrá el efecto espiritual, sanador y tolerante que busca el autor con este libro iceberg.
En no pocas críticas y entrevistas ha sido analizado este poemario que en suma es reconocido por la amplitud de sus historias, por la abundancia de sentido que en él subyace, la osadía editorial de ser una edición bilingüe bellamente diseñada y por la revelación de un autor que llega a Lebensraum después de más de veinte años de «fraguar destrezas en silencio», como vislumbra el también poeta Roberto Manzano.
Desde la titulación de este libro el ensayista, narrador y poeta Alberto Garrandés advierte la osadía de Lebensraum ya que «nadie se atreve en el contexto literario cubano a titular en idioma extranjero un libro, porque eso parece que no estaba bien visto» pero en este caso— agrega— «hay una sincronía entre el título y los contenidos». En sus siguientes palabras describe lo que para él constituye Lebensraum y donde puedo encontrar la respuesta para la interrogante formulada al inicio de estas notas: dónde ha comenzado y dónde termina el espacio vital, mapa mundo, lebensraum y viceversa, del pintor y poeta Jesús Lara Sotelo. Responde Garrandés: «El espacio vital de Lara (…) para decirlo en pocas palabras [es] el espacio vital de la cultura, la cultura como mar, como océano, donde está perennemente sumergido, pero no para que este ahí y no salga de ahí, sino para que la cultura y su manera de verla de cierto modo explique la vida».
No era posible responder con escasas conjeturas. Más breves que contundentes han sido las observaciones con las que he ilustrado este viaje al antes y después de un libro, escrito desde y hacia la fluencia de la vida. Un libro relevante para su tiempo, aunque aun le falte la asimilación de los lectores. Seguramente alguno vivirá mi experiencia con respecto al tirón: primero, de leerlo sin detenciones, y segundo, de cerrarlo ante la perturbable certeza de estar en tu propio espacio vital y no solo en el de su autor, Jesús Lara Sotelo.
Notas:
[i] La traducción de los poemas de Lebensraum fue realizada por el también poeta, ensayista y traductor Omar Pérez (La Habana, 1964)
[ii] Palabras de Virgilio López Lemus referidas a la exposición “Yo también sueño con serpientes”, y la presentación del poemario Domos Magicvs, de Jesús Lara Sotelo. La Habana, 2013. (entrevista grabada)
[iii] Aseveración que realizó Lina de Feria durante un encuentro con poetas y otros artistas en la Sala Villena de la UNEAC, con motivo del homenaje por el 70 cumpleaños de la poeta, dramaturga y editora cubana. (17 de agosto de 2015)
[iv] Virgilio López Lemus: Jesús Lara Sotelo y un caracol nocturno nadando en un rectángulo de agua. Realidad, exageración, laberinto y belleza. Texto crítico sobre la Antología Poética “El laberinto ante mí”, de Jesús Lara Sotelo. La Habana 2016.
[v] Rufo Caballero (Cárdenas 1966-La Habana 2011): CESURA Y COSMOS, GOZO Y LOGOS EN EL ARTE DE LARA. Para entender su proceso de creación. La Habana, Abril y 2009.
[vi] La calificación de estos saltos temporales en el libro Francisco López Sacha lo califica de cuánticos y Lina de Feria de hidráulicos.
YANET GONZÁLEZ PORTAL. Periodista. Ha publicado trabajos periodísticos en el semanario Trabajadores, en Cuba sí y en la emisora Radio Ciudad del Mar.