Por Jorge Enrique Lage
Así como existe la etiqueta Cine de Autor, conviene también hablar, a propósito de Alberto Garrandés, de Narrativa de Autor. Recordemos sus anteriores libros de ficción: en ellos Garrandés no recurría a los acuerdos ya existentes entre el escritor y el lector, sino que intentaba crear su propio pacto, demandaba de los lectores una nueva disposición, aplicable solo a él, válida para leerlo a él y a nadie más. Habría que preguntarse, entre paréntesis, de cuántos narradores cubanos vivos podríamos decir lo mismo.
Por eso, está fuera de lugar preguntarse si Las nubes en el agua es una novela “lograda”, “resuelta”, “bien hecha”, superior o inferior a otras o de mayor o menor calidad literaria. Estas nociones, me temo, son demasiado capitalistas. Las nubes en el agua es, ante todo, una novela de Garrandés: un texto que funciona muy bien, entre otras cosas porque funciona de otra manera, desde otro espacio, con otros rigores y otros desafíos, con otras leyes y otra economía creativa. Las nubes en el agua es una novela que se opone radicalmente a las inercias de nuestra narrativa actual. No creo que se pueda decir nada mejor.
Alberto Garrandés (La Habana, 1960) es narrador y ensayista. En estos años ha publicado Sexo de cine (Ediciones ICAIC, 2012, Premio de la Crítica en 2013), Body Art (cuentos, Editorial Letras Cubanas, 2014), El ojo absorto (ensayos, Ediciones ICAIC, 2014), El sueño de Endymion (ensayos, Ediciones Matanzas, 2015), Una vuelta de tuerca (ensayos, Ediciones ICAIC, 2015), y Capricho habanero – Corte del director (novela, Editorial Ácana, 2015). Las editoriales Letras Cubanas y Arte y Literatura dieron a conocer recientemente su novela Demonios (Premio Alejo Carpentier 2016) y Diálogos con los muertos y otros ensayos, respectivamente.