Sobre Poemas capitales
Por: Alberto Marrero
Foto: GBlaskyStudio
No deja de asombrarme la capacidad de ver el mundo como una gran red de imágenes conectadas. Todo parece ser asociable en este libro que pretende la dureza casi por antonomasia, que no respeta límites y vira bocabajo los escenarios más disímiles. Lara te lleva a hacer añicos la ortodoxia, los recelos doctrinales, los cánones obcecados.
Tinto en sangre se emerge de estos poemas y uno agradece la aventura de ser otro, aunque sea por corto tiempo. Poemas capitales es eso: un mundo trepidante del que se sale iluminado por la sangre de la poesía. Y digo sangre como si dijera agua, espuma, viento, lluvia, ciudad, piedra, sexo, hambre, guerras, Internet, música, filosofía, paradoja, vida. De un mundo tan complejo no se sale ileso.
¿Cuál es la poesía de estos tiempos?
Digital Playground es uno de los mayores estudios pornográficos de Estados Unidos; The BBC Archives un álbum en vivo de Iron Maiden publicado el 4 de noviembre de 2002. El Arte marginal fue calificado por el crítico Roger Cardinal como Art Brut, en 1972. La sustancia placebo es capaz de provocar un efecto positivo en personas enfermas, si estas no saben que están recibiendo un contenido inerte. Entonces ¿cuál es la poesía de estos tiempos? ¿Acaso la escisión no es una zona propicia para discurrir o poetizar los reversos de la existencia? Los que regresan están tan desconcertados como los que se van; los versos alejandrinos no lo dicen todo y el terror es invisible como el ruiseñor de Darío; el que camina sabe más de la muerte que el que resucita; Zaratustra se cansó, pero no dejó de hablarle a los hombres. Coincido con Noam Chomsky cuando contrasta la teoría conspirativa con el análisis institucional y admite que la desolación no es una leyenda urbana, sino un caleidoscopio. Es inverosímil olvidar la simulación de la quema de banderas para involucrar al pueblo estadounidense en la guerra de Vietnam, pero lo son más el 11-S o las publicaciones de Edward Snowden. Muchas de las cosas que sobreviven son nervios que arden en secreto. Atenuar la ira del hombre con el hombre es el eje de una vieja estrategia. Debo acudir a la escatología, ella es la encargada aclarar el destino final, las realidades extremas. En tiempos de escándalos la Digital Playground, The BBC, El Arte marginal y la sustancia placebo serán metáforas de un poema brutal o meros estribillos de una canción ligera.
Mandarinas
Mucho antes de que me excluyeran, pelé una mandarina en el despacho de un alto dignatario. El acto fue catalogado de provocativo. Luego pinté mandarinas en una serie de cuadros que los marchantes compraron y revendieron a coleccionistas de escándalos. Por ahí andan mis mandarinas como símbolo de insumisión. En entrevistas he dicho que yo amo las mandarinas y las metáforas desde niño. Solo eso.
El grito
Hay una realidad tenebrosa a punto de reventar. Hablo como posible sobreviviente, no como Elon Musk o como Stephen Hawking, quien cree que debemos abandonar el planeta antes del 2117. Quizás Roger Penrose, con su hipótesis de censura cósmica, me ayudaría a entender el objeto de la reprensión y el caos. Para morir feliz, algunos recomiendan cianuro o un puñado de semillas de naranja. Pero yo, que todavía no supero los miedos de la infancia, miro con desconcierto la foto del inventor de la bombilla eléctrica y comparto su temor a la oscuridad. Yo que me entregué a excesos, mírenme aquí hablando de la psicosis mundial y de la ausencia de tomillo en el aire. Mírenme no más y vean mi parecido con Munch, o con el hombre que Edvard Munch pintó en el puente con una aurora boreal de fondo. En una conversación que sostuve con el pintor noruego, le hablé de una realidad tenebrosa a punto de estallar y todo parece indicar que me hizo caso.
Poemas capitales
Estos son mis poemas capitales. ¿Quién se atreve sostenerlos? Son piezas raras de la mente, euforia para pantallas con dioses patógenos. No estoy seguro de nada que haya sido inspirado por hombres ni por The Secret Life of the Human Pups (perros humanos). Comprender no significa concordar. Concordar tiene que ver con el ánimo y con dilemas astillados. ¿Soy cínico o parezco cínico echando un gas púrpura por la nariz? Da igual la diestra engullendo cabezas de la izquierda y la izquierda jugando a ser un dragón chino. En el eterno retorno se tiran cartas marcadas. Del poder tradicional no espero nada. Soy un poeta que no halla respuestas en el Apocalipsis de san Juan Evangelista (pobre Juan, ni siquiera te dan el derecho legítimo de autor de una revelación espeluznante, bajo la luz dorada de la isla de Patmos). Lo que he escrito lo descifré mucho antes de llevarlo al papel, o a la pantalla. Desde tiempos remotos las cosas perecen dichas. Para no ser víctima de la duplicidad, tiré mis vísceras en una cubeta rústica. El olor que pronto se elevó comenzó a llenar ciertos vacíos. Estos son mis poemas capitales, simples despojos de infierno (había escrito de invierno), promesas incumplidas, cavilaciones en mar afuera, nostalgias de Rimbaud sin piernas, sin boca, sin caderas; esqueletos dormidos.